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GUÍA RÁPIDA PARA ENCONTRAR EL TRAJE PERFECTO

GUÍA RÁPIDA PARA ENCONTRAR EL TRAJE PERFECTO

Solo uno de los tres ha elegido bien la talla del traje.

  •          Si alguna vez tuviste alguna duda de cómo debe quedar, aquí se resuelven todas.
  •           El verdadero problema es saber si estamos eligiendo esa prenda que se adapta perfectamente al cuerpo realzándolo.
  •           Sigue estos pasos y prepárate para triunfar.

Encontrar un traje que quede bien es complicado. Más que encontrarlo, lo difícil es seleccionar la talla correcta. Hasta hace poco, la estandarización de la sastrería en el universo fast fashion nos había obligado a comprar cierta talla de americana junto a una talla concreta de pantalón, encasillándonos en unos estándares en los que pocos encajaban.

Sin embargo, la relajación de los códigos de venta en los últimos años nos ha permitido poco a poco adquirir por separado estas dos piezas. Y aquí es donde llega el verdadero problema: Cómo saber que estamos eligiendo esa prenda que se adapta perfectamente al cuerpo realzándolo. Si alguna vez tuviste alguna duda al respecto, aquí se resuelven todas.

Hombros
Cuando te dicen que una americana tiene que quedar cuadrada en los hombros, no se refieren a la figura geométrica. En realidad, se refieren a que la costura del hombro debe caer exactamente en la unión entre la clavícula, el brazo y el hueso del hombro. Ahí justo será donde empezará la manga, ni por encima ni por debajo.

Manga
Una vez hemos delimitado el inicio de la manga, debemos saber dónde termina. Caerá desde el hombro (ya hemos visto dónde está en el punto anterior) hasta el hueso de la muñeca, ni por encima, ni por debajo. Más allá de esta, sobresaldrá un dedo la manga de la camisa. La misma distancia que debería sobresalir el cuello de la camisa por encima del de la americana en la zona de la nuca.
Así tienen que quedar el hombro y la manga.

Solapa
Existen diferentes tipos, tres a tener en cuenta: con muesca, en punta de lanza o redondeada (propia del esmoquin). Cuanto más continuada, más formal será. Independientemente de la que escojas, ten en cuenta lo siguiente: el ancho de la solapa será inversamente proporcional al de la espalda, es decir, cuanto más ancha sea la solapa, más estrecharemos la espalda visualmente, y viceversa.
Solapa estrecha = ensancha espalda.
Solapa ancha = estrecha espalda.


La regla de los botones
No hubieras pensado nunca que estas piezas tan pequeñas jugarían un papel importantísimo a la hora de jugar con nuestras proporciones.
Siempre existe un botón que llamaremos “principal” y que irá abrochado (el del centro en la chaqueta de tres botones y el de arriba en la de dos). Este deberá abrochar a una altura ligeramente por encima del ombligo.
Si queremos acortar el torso, añadiremos un tercer botón por encima del principal (y otro por debajo, claro) para cerrar la abertura de la americana y dar la impresión óptica de que el tronco es más corto. Si por el contrario queremos alargarlo, optaremos por el de dos botones o por el de uno. 


Si es de dos botones, abrochan siempre arriba y nunca abajo. Si es de tres: a veces, siempre y nunca.

No nos liemos, el largo de la chaqueta cae hasta cubrir la bragueta del pantalón. Por encima, quedará raquítica. Por debajo, demasiado grande.

En cuanto al pantalón, el bajo rozará ligeramente el inicio del zapato.

Pinzas
Aquí es donde reside uno de los mayores trucos de magia de la historia. Una pinza en una prenda es una costura que recoge hacia el interior una parte de la tela para que la pieza se ciña más al cuerpo. Se pinzará mayor o menor cantidad de tela y tendrá más o menos longitud en función de la fisonomía de cada cuerpo. Averigua aquí si te conviene o no hacer uso de ellas.

La espalda
Si le das la vuelta a la americana, observarás que en su parte inferior habrá una o dos aberturas (que no haya es algo ya anclado en el pasado). Quizá la más práctica sea la opción doble: por un lado, enmarca mejor la espalda y, por otro, si queremos meter la mano en uno de los bolsillos del pantalón y la chaqueta está abrochada, tendremos mejor acceso a ellos si tenemos una abertura a cada lado del faldón que si sólo contamos únicamente con una central.
Además, cuando compréis un traje deberéis fijaros en otra cosa: los hilvanes. Nos referimos a esas puntadas largas de hilo blanco que unen las aberturas propias de la chaqueta (en la parte trasera y, en ocasiones, en las muescas de la solapa y el puño) y recorren la costura del hombro. Se utilizan para que, mientras está en tienda, la chaqueta no se deforme al quedarse arrugada. Antes de utilizarla, debemos eliminar ese sobrehilado, al igual que la etiqueta de tela que, regularmente, la marca añade en el extremo de la manga derecha de la chaqueta.

Acuérdate de eliminar los hilvanes de las aberturas traseras antes de ponerte la chaqueta.

Cómo saber si el traje te queda bien

La americana está hecha para realzar la silueta masculina, de ahí que enmarque los hombros, se abra en el pecho (aportando amplitud visual), ciña a la cintura y caiga recta hasta la cadera. Todos estos detalles corrigen nuestra postura irguiendo nuestra espalda.
Al poner la chaqueta, debe reposar sobre los hombros y caer. Asiéntala bien sobre ellos y asegúrate de que no queda un hueco en la parte posterior, entre el cuello de la americana y el de la camisa. El aspecto debería ser como si hubieras dejado la percha dentro y alguien estuviera tirando hacia arriba.
Ahora bien, ¿cómo sabemos si la talla escogida es la correcta? Muy sencillo, simplemente realiza las siguientes comprobaciones:
Traje pequeño               Traje correcto              Traje grande 

Sabrás que el traje te queda pequeño si, como en la primera figura, los hombros quedan por encima de la unión entre brazo y clavícula, si las mangas terminan por encima del hueso de la muñeca, si se crea un espacio entre el cuello de la americana y la camisa, y el botón amenaza con reventar generando infinidad de pliegues alrededor del estómago.

En cuanto al pantalón, vigila que los bolsillos no se disparen abriéndose y creando una forma triangular hacia los lados, y que, en el caso de llevarlos, los pliegues delanteros no queden abiertos. Y, sobre todo, comprueba que puedes seguir respirando una vez los has abrochado.

En cambio, sabrás que el traje te queda grande –como en la figura 3– si los hombros quedan caídos, si la manga llega a ocultar la totalidad o parte de tu puño, y si entre el botón central y tu estómago podría acampar una familia numerosa. Ah, y si vas perdiendo el pantalón por el camino y no queda encajado en la cintura, también te queda grande.

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